Saturno devorando a sus hijos |
Hijos de Saturno
Nosotros fuimos comidos por nuestro padre como el rey mitológico se engulló a los suyos: un pedazo de alma cada día. Cuando él murió también nos vomitó.
Entonces ella y yo descubrimos que nos amamos, quién sabe si por miedo infantil o terror maduro.
Y sólo ensartados calmamos la angustia del amanecer, el recuerdo de su puño.
El orgasmo es una pequeña muerte, embeleso de la creación, explosión luminaria, indulgencia, procreación y nada.
Con sexos y bocas pegados agradecemos sus genes que nos dieron la existencia.
No habrá más hijos de Saturno.
Las neurosis se repiten sin sutilezas
Las neurosis se repiten sin sutilezas