Conocer la historia de otros países conlleva que los mexicanos
nos ubiquemos, hoy, en el planeta Tierra, como seres humanos con suerte. Somos
afortunados de haber nacido en un país donde estudiando y trabajando se puede
vivir bien, comer lo que nuestro bolsillo pueda pagar y hacer el amor con
morenas, rubios, pobres, ricas, misóginos, largas de mano, del otro sexo o del
mismo sin que la Inquisición nos queme. México es un país casi libre, lo único que lo
apresa es la corrupción. Lo mejor de
México es la libertad de culto, podemos creer en el poder superior que más nos
reconforte, el que nos heredaron o el que nos conceda más deseos. Este derecho
de practicar una religión no lo tienen algunas naciones, especialmente un país
milenario al suroeste de China de nombre Tíbet que fue usurpado por el
comunismo chino. En Tíbet la libertad de culto desapareció a partir de 1949 cuando
China lo invadió, esta es una historia moderna de conquista, no fueron
españoles contra mexicas, ni Jesucristo contra Quetzalcóatl, sino el comunismo
contra el lamaísmo, pues su gobernante era el Dalai Lama, un monje budista. En
este caso de Tíbet como en el de la conquista española lo peor no fue el atentado
contra su nación sino contra su religión. Para nuestro México Antiguo la
incursión española fue un choque tan terrible tal como si hoy aparecieran extraterrestres
invadiendo nuestra ciudad; imagino que de pronto cayeran bombas en cada una de
nuestras iglesias y me desmoralizo, y sin embargo así fue para estos pueblos.
A mediados del siglo pasado China destrozó a
cañonazos la mayoría de los monasterios budistas porque una de las bases del
comunismo chino es el ateísmo, la no religión; ellos dicen que la religión es
el opio de las masas, no creen en dioses ni santos y los prohíben. El comunismo
es el último sueño de igualdad entre la raza humana, los países que lo
practican se desgastan disimulando la esquizofrenia que producen sus ironías. No podemos ser iguales porque no hay un ser idéntico
a otro, y en cuanto al ateísmo, la mayoría necesitamos creer en un poder
superior a la hora de las angustias de la vida. Pero ¿qué sucedió ante esta invasión
de China a los monjes budistas? Sucedió que,
después de las masacres de monjes, los que pudieron huyeron y tuvieron que
compartir sus adelantos espirituales y mentales -que habían custodiado celosamente
por siglos- para sobrevivir y para comer en cualquier país que les diera
acogida. Occidente se ha beneficiado con ello, ciencias como la sicología, la
siquiatría, neurología y otras más, han evolucionado a raíz de estos
conocimientos. Algunos científicos afirman que el budismo es más un método para
encontrar la paz mental que una religión.
Por eso le digo, querido lector, que los demonios del mundo
son tan variados como huellas dactilares, solo nos queda agradecer y servir a los demás, tal como
nos lo marcan todas las filosofías religiosas entre ellas la cristiana y la budista.
Namasté
Chivitagon35@hotmail.com
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